lunes, 2 de junio de 2008

Comentarios sobre la Poesía de Maria Clara





Apartes del Comentario Critico que el Poeta Jaime García Maffla, hace en el prólogo al poemario: Eternidad Visible, Colección los Conjurados Editorial Común Presencia Bogotá 2008.

… Vamos pues a las palabras y a sus ondas de significación. Así: ¿Qué dicen estos poemas? En lo que de ellos es una primera lectura, salta a la vista todo cuanto, letra tras letra o aleteo, hay de una última y casi agónica redacción, en busca del sentido más pleno y con él, algo de la justeza ante la verdad de la autora:
Al borde del abismo
Hay un deseo anterior al olvido.
Ella elige recordar

También el lenguaje entra en función poética por la evocación. En este libro, la tendencia es hacia el verso ceñido y de arte menor, en una actitud clásica que lleva al poema estrófico. Y la voz es lacónica, baja como el canto de las garzas que llaman y se llaman. Y algo esencial: la afirmación deviene en secreta pregunta, la que inevitablemente se hace por el Sentido, en un “llamado místico” en un peculiar tono nostálgico propio de la nobleza de alma y no de alguna anécdota de la persona. Que un poema no dice sino es, lo aproxima a todas las desapariciones (¿qué desapareció al venir el alba y qué al fugaz atardecer?:
Madura el alma
Y traspone dinteles

Indica la autora. … Aquí, en las sílabas de las palabras de estos versos litánicos hay, también parajes y presencias, sólo que son, en sí mismas dolor y gozo, y aparecen gracias al estremecimiento. No es que ser sea estar, sino que estar es al fin, haber podido ser… Es la vacilación de un vuelo cuyo aire pleno no puede ser otro que el de su propio canto. Y éste en ciertos parajes de elección que también hablan a las palabras o, al mirar de la garza.

…pero Danilo Cruz Vélez alguna vez apuntó que los poetas deberían dar, como los hombres de Fe, constancia del la iluminación o del instante en el cuan se dio su conversión a la Poesía Ese es el vuelo de esta garza., desde cuya altura es posible ver los colores de la naturaleza transmutados en los del sentimiento, porque a donde va es hacia el Ser: “Solo espacio interior ilimitado”.

…Y con la garza, la emblemática escogencia suya para lograr esa “tercera voz del poeta”: la primera cuando habla desde sí mismo; la segunda cuando se habla a sí mismo (es el “tú”), y la tercera cuando el poeta toma una presencia de la vida .Ello, para por esa voz ajena hacer posible el decir de su más íntimo ser.
“Volar es doloroso”: ir a un lugar es haber partido de otro, ser llevado es haber sido despojado. Como en las Jarchas, en las estrofas de los poemas de María Clara González de Urbina, y por el cifrado sistema de las analogías –urdimbre de Aire y canto, cielo y vuelo-, el motivo es uno y el mismo. La ausencia…

Apartes de los comentarios de José Luis Díaz Granados Eternidad Visible publicado en 2008 en la Colección Los Conjurados de la Editorial Común Presencia.

"ETERNIDAD VISIBLE": UN LUMINOSO INTERLUDIO

En Eternidad Visible, María Clara da un paso adelante en su audaz tentativa de revelarnos nuevas percepciones del inquieto e indagante fluir de su ánima arterial. Para ello le basta la palabra sola, desnuda, aislada en su perfil de impresión completa, de materia acabada, de totalidad electrizante: su sólo trazo signario nos acerca al símbolo; la pureza verbal se ratifica en cada carga expresiva allí formulada como si nos dejara en prodigioso azar los felices vestigios de una expedición mental. En este libro María Clara González realiza una discreta, pero no por ello desapasionada, travesía por la dimensión del tiempo. Es una agridulce odisea por desiertos sin oasis y mares sin orillas. En inusitada fábula, la garza despliega sus traslúcidas alas invernales en medio de espejismos, sueños secretos, sombras y silentes amenazas. Es una danza bajo el fuego de una guerra interior, bajo el fulgor de una luz abandonada donde cada palabra encarna mil relámpagos y cada verso mil sortilegios posibles. Al atardecer, entre los más ardientes arreboles, el ave crece pura y "su vuelo la acerca a la altura de la rosa".

Por virtud de la palabra poética, María Clara ha robado el fuego secreto de los arreboles para anunciar el sol del nuevo día, como diría Neruda, "con toda la paciencia de la luz que conduce a la soberanía del racimo". Que no nos quepa duda: María Clara González De Urbina nació para cantar y
revelar la esencia milagrosa de la vida, ese luminoso interludio entre dos desconocidas tinieblas.


Apartes de comentarios de Matilde Espinosa como prólogo al Poemario Pasajeros del Viento Publicado por Trilce Editores en Bogotá, 1996

Lejos de tecnicismos, tendencia o géneros, la obra no se desvía del verdadero sentido poético. La intención trasciende y se apodera del lector incorporándolo al momento emotivo, al momento poético. Dentro de la gran sencillez del lenguaje, existen los matices que enriquecen la palabra. Una de las exigencias, si las hay en poesía, es la transparencia, la claridad, evitando el recurso efectista o engañoso con varias sonoridades.

Tantas formas poéticas acertadas tiene este libro entrañable, que ejerce una especie de seducción. Bien quisiéramos detenernos en cada poema por la recreación estética.

Apartes de comentarios de Ben Hur Sánchez Suárez a la obra poética de Maria Clara González (Boletín Cultural y Bibliográfico del Banco de la República No. 40 de 1995

…….La poesía de Maria Clara tienen un tono intimo, entendemos que ella no pretende resolver los grandes enigmas de la humanidad, que quizá acosen a muchos poetas contemporáneos suyos, ni siquiera acercarse a los temas trascendentales que rigen la conducta de las colectividades humanas de este conflictivo fin de siglo. No es eso por fortuna, lo que ocurre en la poesía de María Clara. Es la batalla cotidiana por las cosas más nimias, lo que pudiéramos llamar la grandeza de lo común y corriente, que a cada uno de nosotros se nos presenta cada día y que debemos afrontar para vivir mejor, para ser espiritualmente más dignos, para enriquecernos con la magia de unos instantes. Porque es desde el fondo de un transcurrir personal como María Clara aborda el problema de la existencia que, a no dudarlo, se erige como el problema de muchos y de todos los días y motivo par la identificación con esa comunión entre lector o escucha y el poema.

La rutina en que vivimos sumergidos es una de las atmósferas que fluye a través de su poesía. Temas también como la angustia de la identidad que nos acosa en diversos instantes de nuestra vida, (el qué somos, el para qué y el cuándo, enigmas eternos de la condición humana), apoyan la búsqueda de un lenguaje nuevo que nos acerque al impulso de derrotar al enemigo en las grandes batallas de todos los días…. Este poemario está surcado de imágenes que a manera de claves, nos hacen identificar deseos de identidad en este mundo carente de ideales La garza, por ejemplo. Ella es como un talismán de identificación en la que muchas connotaciones de majestad, dignidad y por que no decirlo, de debilidad, se dejan entrever en su vuelo imaginario a través de la poesía de María Clara. La niña como apropiación del pasado, sin cuyo conocimiento no puede darse paso a otra dimensión, un presente recorrido por la angustia de la soledad, la duda de la sinceridad y el extrañamiento de lo desconocido. El mar como presencia y anhelo de lo estable, de lo eterno, de lo inmutable y quizás la necesidad de un viajero que lo atraviese para fungir por siempre en sus orillas el ritual del amor. La selva y la humedad, el musgo y el agua como elementos sutiles que edifican el amor y derivan hacia el terreno de lo erótico. Lo erótico, si, como realidad e ideal, como presente y futuro a la vez...

Y finalmente, la palabra que se construye como un oasis en que la autor se refugia para buscar la solución a sus eternos dilemas existenciales con el estandarte eterno de la poesía. Con la búsqueda de la palabra, como constructora y materializadora de una utopía, llega al clímax, pues con el poema descifra la dicotomía entre cuerpo y espíritu, amor e intelecto, fugacidad y eternidad.

El lenguaje que entrega María Clara para darnos su visión de mundo es el más común que ustedes puedan imaginarse. Y es en esta sencillez donde se percibe otra de las cualidades del poemario: Expresar tanto con tan poco, alejada de la grandilocuencia verbal que ha sido nota predominante de la poesía colombiana a través de los tiempos, es decir, lograr expresar tantos sentimientos con las palabras de todos los días. Sin embargo, no es tan sencillo de decir que la sencillez es una de las características del lenguaje utilizado por María Clara en su trabajo poético. Encontrar el término justo, quizá en una economía verbal que le ha exigido mucho rigor y disciplina, muchas revisiones, noches en blanco y unas cuantas resmas de papel al cesto, la lleva a mutar el lenguaje en símbolos semánticos que nacen de la conjunción de palabras que por sí solas no darían la imagen ni el sentido de lo que ella quiere proporcionarnos.

Por otra parte es perceptible su necesidad de darles a las palabras, a través de la metáfora otro destino significante. Así, vemos como se renueva la palabra y como nos llega nítido el sentido de su vida, que puede ser la nuestra. El libro es una feliz conjunción entre sentimientos – comunes a cualquier habitante del planeta, lo cual nos obliga por lo menos a mencionar su ascenso a la universalidad- y lenguaje poético o, para decirlo en un lenguaje tan sencillo como el suyo, una bella forma de demostrarnos que la poesía sigue siendo el mejor pretexto para amar la vida.

Comentarios de Ben Hur Sánchez Suárez Boletín  Cultural y Bibliográfico Banco de La Republica Volumen  XXXII No. 40 1995

Son tres los territorios de las sensaciones que se transita y evidencian en el poemario: el del pasado, el del presente y el del futuro.  .. De esos tres grandes momentos se desprenden muchos desdoblamientos en los que la nostalgia, la soledad, el amor o el desamor configuran núcleos temáticos que permiten a la autora el desborde de sus necesidades se expresión.  Ella no pretende resolver los grandes enigmas de la humanidad, lo que ocurre en la poesía de María Clara es la batalla cotidiana por las cosas más nimias, lo que pudiéramos llamar la grandeza de lo común y corriente , que a cada uno de nosotros se nos presenta cada día y que debemos afrontar para vivir mejor, para ser espiritualmente más dignos para enriquecernos con la magia de sus instantes...

El lenguaje que entrega María clara para darnos su visión de mundo  es un lenguaje sencillo y es en esa sencillez donde se percibe otra de las cualidades poemario: expresar tanto con tan poco... sin embargo, no es tan sencillo decir que la sencillez es una de las características del lenguaje utilizado por María Clara en su trabajo poético. 

Encontrar el término justo, quizá en una economía verbal que le ha exigido mucho rigor y disciplina, mucha revisiones, noches en blanco y una cuantas resmas del papel al cesto, la llevan a mutar el lenguaje en símbolos semánticos que nacen de la conjunción de palabras que por sí solas no darían la imagen ni el sentido de lo que ella quiere proporcionarnos.... Por otra parte es perceptible su necesidad d darles a las palabra, a través de la metáfora otro destino significante... Así vemos como se renueva la palabra y cómo nos llega nítido el sentido de su vida, que puede ser la nuestra.  Pasajeros del Viento es una feliz conjunción entre sentimientos -comunes a cualquier habitante del planeta, lo cual nos obliga por lo menos a menciona su ascenso a la universalidad- y lenguaje poético...

Comentarios de Jorge H. Cadavid Boletín Cultural y Bibliográfico  del Banco de la República No 27 de 1991.

…..Poesía que sin el afán de esencialidad y quizá por esa misma condición la poeta consigue con naturalidad.. En los poemas de María Clara González el tono artificioso, postizo, no se da por el contrario, su lírica es elemental, limpia en expresión y contenido. El logro final de estos poemas es la transparencia, esto supone limpieza, naturalidad, depuración, quitando todo lo intermedio, el ripio, el lastre, la argamasa. Sobra decir que la facilidad en esto caso es un efecto del rigor en la forma. Pero no un rigor forzado sino que fluye libremente….

Apartes del comentario de José Luis Díaz Granados, como prólogo de Pulso Interno, 1990

… Por la puerta que conduce al territorio de su poesía, adivinamos el placer distante, el olvido perpetuo, la caricia que no llega, el recuerdo confundido con las cenizas, el deseo en la desesperanza, la vida como cara que sonríe como una irónica mueca dirigida a la máscara opuesta, la del abandono y el giro silenciado.

La insaciable indagación de María Clara a través de su hermosa palabra poética es como un torrente arterial de saetas dirigida al infinito, pero también es revelación de lo más profundo del ser humano, enigma embrujador y, sobre todo, exorcismo de los indelebles demonios de la soledad, que expulsa de su ser recóndito para salvarse a si misma y, simultáneamente, construir un precioso libro de perdurable poesía….






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